Esta mañana he vuelto a despertar con esa misma extrañeza. No me siento triste, aunque hubiese esperado ello. Pero tampoco me siento feliz. No me siento de ningún modo, solo cierto hastío y este vacío. Es como si hubiese desechado un trozo de mí por el inodoro. Este vacío, esta sensación de ausencia se me hace tan incomoda en cuanto me percato de ella. Tengo la esperanza de que algún día me abandone, que algo la llene.
Pero a veces temo que no sea de ese modo. Ella no querrá que nadie la destierre. Y cuando este caminando en la calle, ella caminara a mi lado. Sentado en el autobús, ella estará al otro lado del autobús mirándome absorta. Me sonreirá disimuladamente sobre el hombro en tanto este frente al espejo.
Y ahí estará, esperando en mi cuarto sentada a un lado de la cama, siempre mirándome absorta