Estoy sentado en esta mesa, en este café, rodeado de gente que no conozco, a la que quizás nunca conoceré. Posible que Onetti tenía razón y el único ser vivo, el único que existe, soy yo, rodeado de fantasmas poco comunicativos con los que no puedo compartir sueños. Tal vez todas las guerras y hambrunas, glorias y grandezas solo existen en mis pesadillas y anhelos. Tal vez antes de mi nada ha pasado y todo lo he delirado yo y cuando muera, ya nada mas delire. Todas esas caras, esos ojos, esas casas, ese cielo, todo eso se desvanezca como un mal sueño. En todo caso solo sea un fantasma soñado por otro y solo espere que el maldito que nos hizo esta mala broma, deje de soñar.
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