Estoy en el vació. Me muevo a la velocidad de la luz y mas allá. Las estrellas ya no son estrellas, sino vías de luz que confluyen en un solo punto.
El polvo cósmico acaricia mi proa, del mismo modo que la incinera. Mis manos-torretas calcinan las estrellas, engullen planetas, suprimen civilizaciones.
El fuego de Prometeo arde en mis entrañas.
El fuego de Prometeo me alimenta y me consume.
El fuego de Prometeo me hace ira y odio.
En este vació de estrellas, en este vació de vida, en este oscuro vació de algo, diviso una mujer infinitamente lejana, infinitamente cercana. Mi compañera, mi hermana, mi madre, mi igual así como mi opuesta.
Voy hacia ella a mayor velocidad que la luz.
Voy hacia ella a mayor velocidad que el pensamiento.
¡Al fin!, puedo ver sus ojos... Esos ojos tan negros como el vació de lo no existente, tan luminosos como la luz de todas las galaxias. Me dirijo a esos ojos. Yo, solo una partícula, un mero foton, me incrusto en su retina. Transmuto en un impulso nervioso, embrión de pensamiento.
¿Donde estoy?, hay voces que susurran y otras que gritan, hay voces que ríen y otras que lloran. Tormentas de ira y miedo.
Yo, el dolor, el miedo, la esperanza. El que se alimenta de tu memoria, de las vidas de los que ya nacieron y ya murieron y de las vidas de los que aun esperan nacer. Forjo tus sueños y pesadillas, destruyo tus esperanzas y las suplanto por otras nuevas. Deléitame con los murmullos de tus miedos y con los bullicios de tus alegrías.
Alimentame y dame un alma nueva.
Yo, solo una molécula, una molécula conteniendo la semilla de un universo. Nado en tus venas. Siento como tu corazón late, así como te siento morir. Siento un calor suave, agradable; evoluciono. Cambio en infinitas formas nuevas, infinitas posibilidades. Mi cuerpo se expande. Un nuevo corazón late. Una luz difusa lo inunda todo. Infinitas nuevas texturas y sensaciones. No deseo irme. Ella no me tendrá más. Ella me envía al vació. Ella me envía a la Nada, para que lo convierta en Todo.
Ella me expulsa y a la vez muere.
Ella me expulsa y a la vez nace.
El calor ya no es suave, sino intenso. El fuego de un billón de soles expande mi cuerpo, millones de veces cada segundo. Forjo el tiempo, el espacio, la vida, el pensamiento.
Yo Brahma-Vishnu-Shiva, Baal-Leviathán, Yahvé-Lucifer, yo la Nada, yo el Todo, he creado un nuevo cosmos que consumiré, armado con el tiempo y el caos.
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