Thursday, August 30, 2007
Artillero
Siempre en esta guerra
¿Desde cuando?
Ni tu ni yo lo sabemos
Los obuses estallan
El estruendo ensordece hasta aturdir
Los cañones rugen
Y las flores de la guerra llenan el cielo
El olor a pólvora quemada lo inunda todo
El corazón late con rabia
¡Esta es la guerra!
¿Acaso nos deleita o nos aterra?
Aturdido sordo por los estallidos
Solo sigues disparando una y otra vez
Ya ni siquiera sabes a quien
Solo disparando una y otra vez
Artillero, aun esperas que regresen a buscarnos
Ni tu ni yo sabemos si ellos vendrán
Seguimos aquí
Afrontando esta guerra demente
Soportando este eterno cansancio
No espero por ellos
No espero regresar a un hogar ya olvidado
Este campo será mi hogar
¡Lo haré mi hogar!
He de ser mayor que mis odios
He de ser mayor que mis miedos
He de ser mayor que esta guerra demente
Sunday, August 19, 2007
El Génesis según Luzbel
Y al principio el trazo el orden de todas las cosas, todo lo que debía ser hermoso y lo que debía ser terrible. Pero uno de sus ángeles, el más hermoso de todos, el más semejante a el, cuestiono el orden ya trazado. Así, al dudar, la incertidumbre entro a la creación y ya nada podría sacarla. Enfurecido, el arrojo al ángel hermoso a su creación, al mundo.
En el ultimo día, a partir del barro, el creo al hombre y la mujer, tan inocentes, tan ignorantes. Eran los días en que los hombres no preguntaban su futuro, ni mucho menos le inquietaba el paso del tiempo, pues aun no sabían que un día habrían de morir.
En aquellos días, el ángel caído, en medio de su peregrinar eterno, se percato de estos hombres que no miran al horizonte. Se sentó en la cima de una montaña a contemplarlos. Nacían, tenían hijos y morían... Eso era todo, sin contemplar la maravilla que sucedía a su alrededor ni la maravilla que eran ellos mismos.
Tras mucho tiempo sentado en su montaña-santuario, entrevió una posibilidad que podría hacer más tolerable su destierro. Y quizás pudiese volver a caminar entre iguales. Así bajo al valle donde habitan los hombres que no miran al horizonte. Estos permanecían ocupados en su pacifica rutina, mientras el ángel los observaba desde los bosques cercanos. Cazaban las bestias del bosque, recogían los frutos de la tierra, amasaban el barro, nadaban en el río y se sentaban en las rocas a sentir como el sol calentaba sus miembros. en la noche se sentaban frente al fuego a hablar de sus días. Así transcurrieron los días, tan inocentes, tan ignorantes.
¿Cuantas estaciones el ángel los ha contemplado? Solo el bosque lo sabe. Más la espera esta pronta a concluir. El sol se oculta en el horizonte y el cielo se hace sangre. El ocaso ha sorprendido a una joven buscando raíces. Sola en el bosque, se percata del ángel caído. En un principio quiso correr pero pudo más la fascinación por ese ser hermoso que nunca había visto y por esos ojos tan tristes pero que también soñaban con grandes cosas. El ángel caído también contemplo a esa niña de mirada curiosa. Ante la penetrante fascinación en esa mirada, entendió que no se había equivocado y sonrió. tomo una espina y abrió con ella una vena. La sangre fluyo y se acumulo en una gran gota roja pendiendo de su dedo índice. Esta roja fruta la ofreció a la joven y se desvaneció cual sueño.
Regreso corriendo a su aldea. ya sentada frente al fuego relato a los demás sobre tan extraño encuentro. Cerrando su relato, les mostró el obsequio del ángel. Todos estaban fascinados con esa fruta roja, tan perfecta y brillante. Le fue entregada al más anciano de todos. Este la inspecciono detenidamente y la considera buena y así la repartió entre todos. Y sintiendo como su sabor único se derramaba en sus bocas, entendieron las palabras que susurra el fuego, las palabras escritas en las estrellas, las palabras que se esconden en el canto de los pájaros, las palabras que brama el viento y hablaron con la voz del viento. Cantaron con deleite, y las aguas cantaron con ellos, los bosques cantaron con ellos, las montañas cantaron con ellos, la creación entera canto con ellos, porque en su canto era recitada la escritura de Dios oculta en la creación.
Cuando abres las puertas del cielo también abres las puertas del infierno, porque al lado del éxtasis camina el vértigo.
Han sentido al universo en toda su plenitud y ante su inmensidad ven lo ínfimos que son.
Han visto la trama del destino comprendiendo que solo son hojas arrastradas por el rió.
Han oído la canción del tiempo que los lleva inexorablemente a su muerte.
El vértigo los abruma y el éxtasis se vuelve pavor. Aterrados cierran sus ojos. Ya no desean ver más. Postrándose de rodillas, elevan sus manos al cielo e imploran:
"Señor, perdona nuestra falta y devuélvenos tu gracia.
Termina esta angustia y devuélvenos la inocencia que perdimos.
Porque no hemos de ser tentados nuevamente por el Diablo"
El ángel caído miraba desolado esta escena. ¿Tanto se había equivocado? Les hizo conocer la felicidad, pero también les obsequio la angustia. Les dio libertad y ahora el peso de sus elecciones los atormenta. Les mostró el duro camino al rostro de Dios, aun al costo de su inocencia. Y por todo ello le odiaron. Así abandono el valle de los hombres que deambulan con los ojos cerrados y se retiro a su montaña-santuario. Allí sentado, comprendió algo que les dio esperanza.
Los hombres habían probado su sangre y así comprendieron la escritura de Dios oculta en la creación. Para algunos su llamado gritaría más fuerte que su temor.
Saturday, August 04, 2007
Ronin
Tan bravos guerreros... pero su casa ya esta perdida.
Tan valientes... más en su derrota le ha sido negado incluso la honra de la fria muerte.
Guerreros sin señor, guerreros sin causa.
De que vale todo ese honor sin una causa que lo temple.
De que vale todo ese corage sin una causa que lo rete.
De que vale todo ese furor sin una causa que lo encauce.
alguna vez fueron samurai
pero hoy solo buscan su proposito
Saturday, July 21, 2007
Navegante de la tormenta
Cada elección niega una infinidad de ellas y abre una infinidad más.
Monstruosas cadenas causales que como telarañas ominosas nos abruman y nos aturden.
Entretejidos ahí, nuestras vidas, nuestra historia, nuestro destino...
Estos hilos danzando al unisono y en total discordancia, somos corrientes fundiéndose, separándose, colisionando... tempestad.
Una tormenta más grande que nosotros mismos.
¿Como enfrentarla?
Muchos se dejan llevar mansamente como hojas en la corriente y así dicen ser felices mientras ruegan que la tormenta los trate con indulgencia.
Otros se lanzan enfurecidos contra la tormenta, cerrando sus ojos a ella, mirando solo a sus esperanzas y esta los destroza por su insensata ceguera.
Otros como yo, nos lanzamos contra ella sin cerrar los ojos a esta
Cada corriente, cada remolino, cada cadena de eventos, cada elección...
Navegante, eso soy.
Cada elección niega una infinidad de ellas y abre una infinidad más.
Amarga lucidez.
Porque no retrocedo.
Porque no me dejo llevar y descanso.
Aun tan cansado, sigo adelante.
Aun tan cansado, pongo a pruebas mis limites y descubro que aun puedo empujar un poco más.
Ahí, en esa absurda frontera a la demencia esta el ojo de la tormenta.
A ese sitio me dirijo.
Al ojo de la tormenta.
Ahí donde ya nada es trivial, todo es trascendental.
Ahí donde solo la mas brutal verdad puede ser oída.
Ahí donde ya no interesan tus esperanzas ni tus miedos.
Ahí, en el ojo de la tormenta, eres la tormenta misma.
Cuantos podrían entender este insano éxtasis.
Cuantos podrían tocar este fuego sagrado sin huir despavoridos a la inconsciencia.
Cuantos correrían hacia allí, a sabiendas, que es desgarrada su humanidad entera.
Porque aquí ya nada es pastoso ni difuso.
Todo se ha vuelto un armazón de acero supertensado.
Tocas un hilo y percibes como la resonancia se expande como una marejada.
Cada acción desencadena una infinidad de nuevos eventos.
Cada elección niega una infinidad de ellas y abre una infinidad más.
Navegante, eso soy
la tormenta misma
Monday, May 28, 2007
Carta a mi padre
¿Sabes? Cuando murió mi hermano, me pregunte si no hubiese sido mas sencillo que yo hubiese muerto.
Al fin y al cabo, tenia mujer, hijos, su taller, su fe, su lugar en este mundo. En cambio yo...
¿Cuantos me extrañaran si hoy mismo muriese? No me han extrañado durante este exilio. ¿Debería esperar que aunque sea una fracción de este mundo se conmueva por mi desaparición o siquiera se percate? No.
Nunca he tenido lugar en este mundo. Siempre el paria, cuyas necesidades permanecen insatisfechas, porque nadie mas las comprende, porque siempre he buscado algo distinto a lo que los otros buscan
¿Como tener lugar en este mundo, si lo parias siempre seremos vistos con extrañeza, desagrado, incluso temor? Al menos, se honesto y reconoce cuanto te averguenzo. Cuan lejano soy de lo que soñaste que fuese tu hijo. Cuanto lamentas que no me haya plegado a las leyes de este mundo, del cual tu también eres víctima, sin embargo eres su imagen mas fiel. Esto es lo que tienes ante ti. Un paria, un exiliado del mundo, tan derrotado por este que apenas puede elevar su voz, ya que no espera que alguno entienda su palabra.
No espero que leas estas lineas, porque se que la consideraras sinsentidos fútiles, pero aun así te digo:
No te preocupes, no moriré, porque eso sería admitir mi derrota ante el mundo. Prevaleceré, así tenga que crear un mundo propio aquí dentro.
¿Acaso las fibras mas conmovedoras y sublimes de este mundo no han nacido de la agonía de un paria?
Wednesday, January 10, 2007
Con un solo giro
Si mas no recuerdo, iba caminando rumbo a Parque Central. Hacia el horizonte, entre los edificios, en medio de nubes de tormentas, estaba un medio arcoiris, que se perdia entre nubes grises. Casi parecia el puente a Åsgard. ¡Cuan exquisito!¡Cuan hermoso! Al ver eso me dije que por instantes como estos, vale la pena mantenerse en pie un dia mas. ¡Total! Disfrutalo mientras dure y despues vuelve a la sordida realidad. Al salir de mi cabilacion, gire la cabeza a la izquierda y ahi estaba un recogelata durmiendo en un banco, bajo el cruel sol de la tarde. Solo esboze una sonrisa cinica y pense: Cuan facil es pasar con solo un giro de tu cabeza de lo sublime a lo atroz.