Estoy sentado en esta mesa, en este café, rodeado de gente que no conozco, a la que quizás nunca conoceré. Posible que Onetti tenía razón y el único ser vivo, el único que existe, soy yo, rodeado de fantasmas poco comunicativos con los que no puedo compartir sueños. Tal vez todas las guerras y hambrunas, glorias y grandezas solo existen en mis pesadillas y anhelos. Tal vez antes de mi nada ha pasado y todo lo he delirado yo y cuando muera, ya nada mas delire. Todas esas caras, esos ojos, esas casas, ese cielo, todo eso se desvanezca como un mal sueño. En todo caso solo sea un fantasma soñado por otro y solo espere que el maldito que nos hizo esta mala broma, deje de soñar.
Friday, November 17, 2006
Wednesday, November 01, 2006
Aram Thule
Aquí yace herida de muerte,
La fortaleza tallada en la montaña misma por los titanes.
Aram Thule, la grande, casa de guerreros, hogar de poetas,
Donde el corazón se forja tal como la espada.
Aram Thule, la grande, que yace herida de muerte,
Solo iluminada por el resplandor de flores rojas que la consumen.
Aram Thule, la grande, que yace herida de muerte,
Solo acompañada por los titanes dormidos que la observan desde lo alto.
Aram Thule, la grande, que yace herida de muerte,
Donde ya no resuena el bramido de los cuernos de guerra, sino el graznido de los cuervos.
Oye, skalda, al viento del este que cabalga entre titanes dormidos,
Que trae consigo, cantos que hablan de sueños muertos de una ciudad muerta
Thursday, September 21, 2006
Durmiente
¿Que deseas?
Solo dormir
¿Y soñar?
¡No, solo dormir!
¿Para luego despertar?
Solo dormir y no sentir, no pensar, no existir.
No deseo pararme con el pie izquierdo o con el derecho
No deseo ver un amanecer hermoso o uno espantoso
No deseo verme en el espejo
No deseo pensar en si estoy feliz o estoy triste
No deseo que me preguntes como estoy, ni mucho menos responderte
Solo deseo dormir y no existir
Ojos de febrero
Una tarde de febrero en una plaza, ese día vi esos ojos.
Unos dulces ojos cafés que miraban inquiriendo que clase de extraño ser es este: un muerto en vida que no se detiene, porque detenerse, seria reconocer que ya esta muerto.
Pero también esos dulces ojos me invitaban a esa experiencia que se llama vida.
Sentí un escalofrió, porque esos ojos que era la primera vez que veía, ya los conocía.
Esos ojos siempre soñados, pero nunca vistos.
Esos dulces ojos, tan llenos de vida que brillan.
Pero también sentí ese escalofrió, porque ya me sabia condenado.
Porque por esos ojos, conocería cuan grandioso es estar vivo, pero conocería también lo agónico que puede serlo.
Estoy condenado.
Esos ojos que no puedo sacar ni de la memoria ni del alma, aunque a la vez me protegen, me mortifican.
Esos dulces ojos que vi por primera vez, una tarde de febrero en una plaza.
Monday, September 04, 2006
Sebastián
Sebastián era el mayor de cuatro hermanos. Tendría entre doce y trece años. Compartía con el hermano que le seguía una litera verde oliva, la cual estaba en un cuarto con una gran ventana que daba al este. Sebastián dormía abajo y su hermano, arriba (privilegio de ser el mayor). Por aquella época, su tío se había mudado con su familia. Lo habían acomodado en el mismo cuarto de Sebastián, en una cama justo al lado de la litera verde oliva. A Sebastián le daba la impresión de que debía esta muy enfermo; ya en una ocasión el y su madre tuvieron que socorrerlo una vez que se había desvanecido.
Sebastián siempre había sido un niño de despertar lento y difícil. Aquella mañana cuando Sebastián abrió sus ojos, observo a su tío en su cama, con la sabana cubriéndolo de la cintura para abajo, dejando su torso desnudo. Su piel estaba tan pegada a sus costillas que estas se podían ver claramente. Su abdomen estaba tan contraído que parecía que lo hubiesen vaciado de toda entraña. Era tan particular el color de su piel. Parecido al color que toma una vela ligeramente envejecida. Su boca estaba enormemente abierta, como en un bostezo grotesco. Debió haber muerto asfixiado mientras dormía. Contra todo lo que se le había dicho, no encontraba que un muerto fuese algo tan aterrador y terrible. Sebastián estuvo quieto en su cama observándolo un rato más. Era su primer acercamiento real a la muerte y no la encontraba tan alarmante. Pero aún tenía sueño, así que cerro sus ojos y se volvió a dormir. Cuando volvió a despertar, encontró que su hermano más pequeño, diez años menor que el, estaba jugando caballito sobre el estomago de su tío. Sebastián se paro y mientras se dirigía a la puerta le dijo a su hermano:
― Deja de saltar sobre el tío, que ya esta muerto
Se dirigió por el corredor hacia el baño, como todas las mañanas. Se cepillo los dientes, se lavo la cara para despabilarse, se quedo un rato parado frente al espejo. Después de salir del baño, mientras iba a la cocina, vio frente a la puerta de su cuarto a su madre llorando. Se metió en la nevera a buscar jugo o algo así. ¿Su madre llorando? Toda la familia debía saber ya de la muerte de su tío.
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Ya me acerco a los treinta y tres. Ahora recordando la mañana en que murió mi tío, se me viene a la memoria la expresión de su rostro, la expresión de todo su cuerpo. La desesperación que había en el. Como si con todas sus fuerzas intentase retener ese ultimo aliento. Ahora después de todo este tiempo, me encuentro llorando por primera vez por un hombre cuya muerte nunca me importo. Entiendo que lo trágico de la muerte es que en ese instante es cuando más deseamos vivir.
Agosto 29, 2006
Friday, September 01, 2006
Las Torres
Al fin. Tras tanto caminar por este yermo frió y muerto, veo algo. He caminado solo, desde que surgí de la nada.
Ahí están las torres, negras y cerradas. No veo ventanas ni claraboyas, solo una puerta en cada torre. Oigo risas y rumores, llantos y gritos. Grito hasta encender mis pulmones en sangre. Los rumores continúan. A veces parece que me observan, me palpan, me sienten. Pero no es así, es solo un autoengaño. El frió de las gotas de lluvia cala hasta los huesos y los rumores solo recuerdan como el frió, mi frió me carcome.
Día tras día, busco una puerta que me reciba, la torre a la que pertenezco. El frió calcina la sangre. Me acurruco al pie de las torres, dejo de ser, me fundo a la roca y por un segundo creo ya no sentir frió. Pero las torres me gritan, que yo no soy las torres.
La espera ha concluido. Yo no pertenezco aquí. Yo soy la noche y nosotros jamás entraremos en las torres. Más esto, ya no lo anhelo.
Yo, la noche, camino al desierto, vuelo en alas negras a la nada.
Inocencia
Ella es la inocencia en su forma más salvaje y desenfrenada.
Tan ajena a toda consecuencia,
Tan libre de toda carga,
Tan cruel sin siquiera percatarse.
No se si es real o así deseo verla?
Esa vitalidad que no le importa consumirse
Porque lo único que desea es vivir.
Su indiferencia te lastima y aun así no dejas de amarla
Porque ese brillo te da esperanza.
Y yo, su negación,
Debo solo contemplarla brillar, para así no apagarla.
Tuesday, August 29, 2006
Mariposas Negras
Cuatro paredes sucias y desconchadas. Oigo en la radio una melancólica tonada, mientras el cuarto es bañado por la luz artificial de un foco de cien vatios, que se funde con esa mortecina luz de una tarde de diciembre. Ahora entre solo cuatro paredes sucias y desconchadas, queda solo un yo que renace, una serpiente que abandona su vieja piel.
A veces sueño unos ojos cafés que una vez vi en una plaza.
A veces sueño un no, que ya no me importa, ni me duele, porque esa boca es solo olvido.
A veces sueño gotas de lluvia que pasean por mi cara.
A veces sueño lazos vacíos con seres que ya no son mis iguales.
A veces sueño una noche que estuve en un juego del que no se me participo.
A veces sueño estentóreos gritos de soledad de un desterrado.
Imágenes, solo imágenes.
Imágenes que parecen palabras.
Palabras que al escribirlas son como mariposas negras.
Mariposas negras que jamás se dejan atrapar.
Tarde del 30 de diciembre 1998
Thursday, August 24, 2006
EON
Estoy en el vació. Me muevo a la velocidad de la luz y mas allá. Las estrellas ya no son estrellas, sino vías de luz que confluyen en un solo punto.
El polvo cósmico acaricia mi proa, del mismo modo que la incinera. Mis manos-torretas calcinan las estrellas, engullen planetas, suprimen civilizaciones.
El fuego de Prometeo arde en mis entrañas.
El fuego de Prometeo me alimenta y me consume.
El fuego de Prometeo me hace ira y odio.
En este vació de estrellas, en este vació de vida, en este oscuro vació de algo, diviso una mujer infinitamente lejana, infinitamente cercana. Mi compañera, mi hermana, mi madre, mi igual así como mi opuesta.
Voy hacia ella a mayor velocidad que la luz.
Voy hacia ella a mayor velocidad que el pensamiento.
¡Al fin!, puedo ver sus ojos... Esos ojos tan negros como el vació de lo no existente, tan luminosos como la luz de todas las galaxias. Me dirijo a esos ojos. Yo, solo una partícula, un mero foton, me incrusto en su retina. Transmuto en un impulso nervioso, embrión de pensamiento.
¿Donde estoy?, hay voces que susurran y otras que gritan, hay voces que ríen y otras que lloran. Tormentas de ira y miedo.
Yo, el dolor, el miedo, la esperanza. El que se alimenta de tu memoria, de las vidas de los que ya nacieron y ya murieron y de las vidas de los que aun esperan nacer. Forjo tus sueños y pesadillas, destruyo tus esperanzas y las suplanto por otras nuevas. Deléitame con los murmullos de tus miedos y con los bullicios de tus alegrías.
Alimentame y dame un alma nueva.
Yo, solo una molécula, una molécula conteniendo la semilla de un universo. Nado en tus venas. Siento como tu corazón late, así como te siento morir. Siento un calor suave, agradable; evoluciono. Cambio en infinitas formas nuevas, infinitas posibilidades. Mi cuerpo se expande. Un nuevo corazón late. Una luz difusa lo inunda todo. Infinitas nuevas texturas y sensaciones. No deseo irme. Ella no me tendrá más. Ella me envía al vació. Ella me envía a la Nada, para que lo convierta en Todo.
Ella me expulsa y a la vez muere.
Ella me expulsa y a la vez nace.
El calor ya no es suave, sino intenso. El fuego de un billón de soles expande mi cuerpo, millones de veces cada segundo. Forjo el tiempo, el espacio, la vida, el pensamiento.
Yo Brahma-Vishnu-Shiva, Baal-Leviathán, Yahvé-Lucifer, yo la Nada, yo el Todo, he creado un nuevo cosmos que consumiré, armado con el tiempo y el caos.
AVE MUNDI MORITURI TE SALUTANT
¿Como entiendo el mundo? Definitivamente no es una pregunta fácil, como de responder en un minuto. En fin, tratare de explicarte lo mejor que pueda mi comprensión del mundo.
En palabras sencillas, el mundo es un flujo, un movimiento, intrincadas concatenaciones de eventos que van definiendo nuestras vidas. Llámalo Destino, Hado, Historia, Espíritu Universal, Dios, como consideres mas adecuado. Siempre oyes a los corderos referirse a este, según algunos, como cruel y vengativo, dispuesto descargar su ira sobre nosotros sino obedecemos fielmente sus leyes. Otros, en cambio, lo ven como un espíritu compasivo y pleno de amor, siempre dispuesto a socorrernos en nuestras desgracias. En todo caso, ven en este a un gran padre que vela siempre por ellos, bien sea un padre cruel y autoritario, bien sea un padre compasivo y amoroso, pero padre al fin.
Todo esto, no es sino signo de una pequeña gente temerosa de asumir la carga de su propio destino. Siempre a la espera de un gran líder, profeta o mesías que le diga en que creer.
La realidad es que el Universo no es cruel, no es compasivo. Solo es. Se mueve inexorable, indiferente de nuestras desgracias y nuestras victorias. Demasiado pequeños somos en comparación, para pretender esperar que se conmoviese por nuestro llanto. Si pretendiese humanizar al Universo, tal vez lo viese como una dama irónica y francamente caprichosa, que nos sonríe en un momento y en otro, nos da la espalda y sigue de largo. Tal vez esta fuese la forma como los primeros hombres comprendieron eso que llamamos Dios. Total, dicen que al principio solo había una gran diosa. Pero me parece definitivamente fútil intentar humanizar algo que es infinitamente más grande que nosotros, inmensamente más antiguo que nosotros y nuestros valores.
Incluso Agustín de Hipona había reconocido la inexorabilidad del Universo al resolver la paradoja de la piedra. Dios, al ser el creador del universo, y por lo tanto del tiempo y el espacio, debía existir fuera de estos. Por ello, la pregunta sobre si Dios podía crear una piedra que no pudiese destruir, era una simple falacia. No podía pretenderse que Dios crease algo para luego destruirlo, porque ello hubiese implicado que Dios cambiase de opinión. Y un cambio de opinión es un evento y un evento solo puede ocurrir en el tiempo. Así, extrapolando la respuesta de Agustín a esta paradoja, porque debemos esperar que el Universo cambie de opinión ante nuestros ruegos.
En cierto momento me preguntaste ¿Si me sentía contento con mi vida? ¿Si era la vida que siempre desee? Te respondí que estaba satisfecho con la vida que había vivido hasta ahora. Después de todo lo que escribí anteriormente, a muchos le seria difícil entender como puedo sentirme satisfecho con mi vida. Incluso tu, aunque no lo creo. Si entendiesen el mundo en el modo que lo entiendo yo, tal vez la parecería natural.
Así mismo te alegraste de escuchar eso de aunque sea de un persona. Sabes. La pequeña gente vive sus vidas en función de metas, adonde han de llegar, cuando han de llegar. Piensan su vida en función de que en determinado momento se graduaran, conseguirán un buen empleo, hallaran una pareja con las que tendrán tantos hijos. En lo que no quieren pensar es que su familia estará lejos de ser perfecta, solo son humanos; que un día se harán viejos y serán reemplazados por un niño recién graduado, que se mueve con facilidad en este nuevo mundo, ya que el mundo del que ellos vinieron ya desapareció. De ahí a un asilo, lo cual es como estar sentado en una sala de espera donde jamás dicen tu numero. Y finalmente lo único que te quedará es un cajón de madera.
A eso temen. Temen a que no obtendrán todo lo que habían soñado para sus vidas. Temen a que cuando alcancen estas metas, no sea tan maravilloso como habían esperado. Temen que un día van a morir y aquello logrado será nada. Prefieren no pensar en ello. Simplemente evadirlo. ¡¡Vayamos de compra, la felicidad se debe conseguir en alguna tienda!!¡¡Que se nos vaya la vida viendo programas vacíos y triviales y así se nos apaga el cerebro!!¡¡Consigamos cuanta dieta, operación o pastilla haya inventado la ciencia para así mantenernos jóvenes y bellos por siempre!!¡¡Proscriban la palabra “Muerte” de nuestra lengua, ya que es de muy mal gusto decirla!! Y cuidado. Ni se te ocurra sacarlos de su cómoda ceguera, porque te acusan de inconveniente y profeta del desastre. Y si las cosas van mal te queman por bruja y hereje. ¡¡Dios nos salve de la Santa Simplicidad!!
¿Como puedes sentirte satisfecho con tu vida cuando vives en función a metas, si la ultima meta es un cajón de madera?
¿Acaso aun te podrías preguntar como me puedo sentir satisfecho con mi vida? Para mí la vida como el universo mismo es un continuo movimiento, un flujo. Solo eso, un perenne andar. Para los corderos esto suena tan terrible y desolador. Ellos cuando andan solo piensan en cuando van a llegar a su destino, para así descansar sus cansadas piernas. En cambio, para mí, que a veces parezco más un lobo urbano que humano, no hay más forma de vivir que andar. Total, piernas fuertes tengo. Encuentro tan placentero caminar en mi ciudad, con largas zancadas, esquivando a la gente, midiendo mis pasos con ruido del transito, mientras mi cerebro va aun más desenfrenado. Para estos corderos es tan deseable el descanso, en cambio, yo le temo. Porque descubre lo cansadas que están tus piernas y cuan pesado es un cuerpo humano. Solo andando, la vida se me hace ligera y dulce. Solo puedes vivir andando.
Y en este mundo inexorable, siempre en movimiento, siempre en evolución, debes andar a su ritmo o extinguirte. Es que a este mundo no le importan si tú un día mueres, si civilizaciones colapsan, si especies se extinguen, si estrellas se apagan. Este mundo continúa su movimiento inexorable. Y tú debes llevar tu roca por la pendiente, porque cada paso que das sella tu destino. Cada elección que haces tiene sus consecuencias y tu no puedes dar vuelta atrás una vez la ejecutes. Acaso la gran tribulación de la voluntad no es no poder quebrantar la voracidad del tiempo. Esa es la forma en que entiendo que se debe vivir. Jugando las cartas que deba jugar, sin dar espacio a ese pequeño asesino llamado miedo. Sin remordimientos por los jugadas que haya errado. Aun sigo vivo y permanezco en la mesa. Así debo actuar y moverme, sin indulgencias ni sentimentalismos. Parándome frente a la tormenta con una sonrisa y diciéndole “Aquí estoy, haz lo que tengas que hacer”.
Los gladiadores al entrar en la arena, viraban hacia la tribuna mayor y gritaban AVE CAESAR MORITURI TE SALUTANT “Salve Cesar, los que han a morir te saludan”. Yo prefiero pararme frente al alba de un nuevo día y gritar AVE MUNDI MORITURI TE SALUTANT “Salve Mundo, los que han a morir te saludan” y vivir lo mejor que sea posible.
2 de junio de 2005